lunes, 15 de agosto de 2016


EL PERRO Y EL CONEJO


Había una vez un perro llamado Toni que era tan pero tan maldadoso que todo lo que veía a su paso lo destruía. Cierto día su amo el cazador decidió ir al bosque en busca de animales pero para sorpresa de Toni allí vivía un pequeño conejo que era muy astuto en sus cosas a la hora de realizarlas.

Después de dos horas el perro Toni descubrió  la casa del conejo y quiso ir a destruirla y de paso corretearlo, pero él no contaba con este le daría una lección para toda su vida.

Toni el perro fue corriendo y destruyo la casa,  aquel conejo salió corriendo. El conejo muy indignado pero a la vez asustado recordó que había preparado una trampa mucho antes de que Toni apareciera. Esta trampa consistía en un hueco profundo cubierto con hojas y ramas para que este cayera más rápido y no pudiera salir.



Dicho y hecho el conejo salto por encima de la  trampa y Toni el perro cayo en ella; el conejo satisfecho de su acción le grito: ¡esto te pasa por haber destruido mi casa!

Toni desesperado por no poder salir de esta, decidió llamar al conejo y pedirle disculpas para que este lo ayudara a salir de la trampa. Una vez Toni fuera de la trampa prometió nunca más volver a destruir las cosas que no le pertenecían y a no corretear a los demás animales.


MORALEJA: nunca hay que hacerle el mal al prójimo porque nadie sabe cómo se la vayan hacer a uno también. Esta fábula nos enseña también a que hay que respetar las cosas de los demás ya que a nosotros tampoco nos gustaría que nos faltaran al respeto dañándonos las cosas que con tanto esfuerzo hemos conseguido.